Durante la Revolución Industrial, primero con el hierro colado y luego con el acero se constituyeron los elementos clave en la construcción de los puentes colgantes, los buques de vapor, los trenes y sus vías, la maquinaria industrial o la estructura de los edificios.

El siglo XX es testigo de los nuevos avances siderúrgicos, presentes durante la Primera Guerra Mundial y con mayor auge tras la Segunda Guerra Mundial.

Se denomina siderurgia o siderometalurgia, a la técnica del tratamiento del mineral de hierro para obtener diferentes tipos de éste o de sus aleaciones.

El proceso de transformación del mineral de hierro comienza desde su extracción en las minas, presente en la naturaleza en forma de óxidos, hidróxidos, carbonatos, silicatos y sulfuros.

Su procesamiento se mantuvo prácticamente sin modificaciones desde los hititas hasta la Edad Media, se trataba de hierro forjado obtenido por el método de reducción directa, metal menos resistente y flexible que el actual.

Su técnica cambia en el siglo XIV, cuando se popularizó en Europa la forja catalana, capaz de generar temperaturas de unos 1.200 grados centígrados, suministrando hierro de una mejor calidad.

[fusion_builder_container hundred_percent=

La forja catalana era un establecimiento metalúrgico destinado a la producción de hierro en la Edad Media que consistía en un horno que alcanzaba una temperatura muy alta para separar el hierro de las impurezas. Técnica usada hasta la creación del alto horno, que permitió producir masivamente hierro colado de calidad, más fuerte y a la vez más elástico que el forjado, y, desde finales del siglo XIX, también acero en cantidad y calidad.

Materia prima para la construcción de los puentes colgantes y demás construcciones importantes del momento.

Una historia de crecimiento y perfeccionamiento, pues a medida que aumentaba el calor en el hierro, mayor era su resistencia y maleabilidad, un binomio que hace del hierro un bien útil impregnado en la evolución de la humanidad.

En fin, es el fuego, el verdadero artífice para templar el hierro y hacerlo tan fuerte como el acero, demostrado a lo largo de siglos de la historia de la transformación del hierro.

[/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]